Uno de los elementos más característicos de los Ejércitos del mundo es sin duda la tradicional Banda de Guerra, tan representativa como el saludo militar, la disciplina inquebrantable o el verde olivo de los uniformes; bajo la marcial cadencia de sus notas, las tropas acrecientan su gallardía al tiempo que aumenta la admiración de propios y extraños.
Las Bandas de Guerra acompañan a los hombres de armas desde hace milenios. Ya en algunos pasajes bíblicos encontramos huellas de su existencia, como el conocido episodio de Josué, quien según la tradición derribó los muros de Jericó mediante el sonido de sus trompetas. Se sospecha sin embargo, que su origen es aún más antiguo, pues existe la creencia de que algunas tribus primitivas utilizaban flautas de hueso durante las incipientes luchas, esto con el objeto de amplificar el sonido de los gritos de guerra, cuyo propósito era (y sigue siendo) aumentar la moral de los combatientes y amedrentar al enemigo.
Un poco después hizo su aparición el otro instrumento clásico de guerra: el tambor; no obstante, la intención de producir sonidos no solamente con el aliento es más antigua que el tambor, ya que muchos grupos primitivos e incluso las legiones romanas, hacían sonar sus escudos para ahuyentar su miedo, transmitirlo al enemigo o asustar a sus cabalgaduras; una vez perfeccionados los tambores o timbales, su sonido, aunado al de los instrumentos de viento, hizo aparecer un tercer elemento en el campo de batalla: el ritmo, ya que a su cadencia las tropas se desplazaban a través del combate, tal como ahora lo hacen en tiempo de paz, en desfiles y paradas militares.
Consolidadas las Bandas de Guerra dentro de su doble papel en el campo de batalla, fue sólo cuestión de tiempo para que los toques de instrumentos de viento y percusión evolucionaran hacia una forma más perfeccionista, que ha llegado hasta la época actual con el nombre de música militar.
La música militar se consolidó a partir de entonces, como elemento decisivo en el campo de batalla, bajo sus marciales notas marcharon y combatieron los ejércitos de Napoleón, las tropas norteamericanas durante la Guerra de Secesión y no pocas veces, los soldados mexicanos su importancia fue reconocida a tal grado que en 1917, durante la primera Guerra Mundial ocurrió un acontecimiento que por su importancia vale la pene mencionar po separado.
Difícilmente se podria englobar en este breve artículo, todo lo que puede decirse sobre los toques y marchas militares, basta decir que, por la unión de ambas, coadyuvan de manera determinante a forjar el espíritu, la moral y disciplina de las unidades de todos los países y muy especialmente, de nuestro Ejército Mexicano.